Se necesitan años para que lleguen a la adultez, y se necesita una temporada completa para que las frutas maduren. Lo mismo es cierto para el fruto del Espíritu. El desarrollo del carácter cristiano no puede ser apresurado.Cuando intenta madurar la fruta con rapidez, pierde su sabor.
Mientras nos preocupamos por la rapidez con que crecemos, Dios está preocupado por lo fuerte que crecemos. Dios ve nuestras vidas desde y para la eternidad, por eso El no tiene prisa.
En el momento que se le abre el corazón a Cristo, Jesús comienza a trabajar en tu vida. Tu puedes pensar que le has entregado toda tu vida a El, pero la verdad es, que hay mucho de tu vida que ni siquiera estas consciente. Sólo le puedes dar a Dios lo tanto de lo que puedes entender en ese momento. Y eso está bien.
Una vez que Jesús empieza a trabajar, El se hace encargo cada vez más y más de tu vida hasta que toda tu vida es completamente suya. Habrán luchas y batallas, pero el resultado nunca estará en duda. Dios ha prometido que "el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús". (Filipenses 1:6, NVI)
Así que amado amigo y hermano que lees esto, Dios quiere comenzar o a comenzado una obra en ti y El la va a terminar a perfección. Como toda cosa que existe en esta tierra necesita tomar el tiempo adecuado para tener triunfo, así también tu y yo necesitamos lo mismo para nuestro crecimiento espiritual.
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